Política de grajos

León

Desde el año 1987 la comunidad de Castilla y León está gobernada por el Partido Popular, sólo o en compañía de otras fuerzas políticas conservadoras o de pensamiento ultra como sucede en la actual legislatura. Durante estos 35 años han dispuesto vía presupuestos más de 300.000 millones de euros. Una enorme cantidad de dinero en manos de los sucesivos gobiernos con capacidad para gestionar la totalidad de los servicios transferidos del estado. Servicios tan esenciales para los ciudadanos como la sanidad, la educación, el medio ambiente, el comercio, la industria, la cultura o el turismo, entre otros.

Transcurrido todo este tiempo, tenemos una comunidad con enormes lagunas en cuanto a integración territorial, un empeoramiento de los servicios públicos, caótica administrativamente y con un presidente del gobierno regional sin prestigio ni prestancia alguna en el panorama nacional. Cuestión esta última que no es asunto baladí a la hora de negociar asuntos de interés fuera del territorio.

Entre lo gris de Fernández Mañueco y su manifiesto cansancio por las cosas de León y la permanente sobrexcitación del alcalde de la capital leonesa, los ciudadanos de estas tierras del norte perdemos cada uno de los trenes que vayan pasando. Como en la vida misma, para negociar con garantías es preciso, si no careces de ellos, dejarse de medir el tamaño de los huevos.

De momento y a lo que nos toca a los leoneses, salvo en los ocho años del gobierno del presidente Zapatero con inversiones y proyectos milmillonarios, esta provincia camina perdida en un laberinto de voceros que sólo miran su ombligo.

Y no nos vale estar llorando todos los días.