¡A qué esperamos!

Palencia

Hace más de un año, a instancia de algunos líderes autonómicos se abrió el debate sobre la conveniencia de repartir por el territorio nacional las instituciones estatales. Como un primer paso el gobierno de la nación anunció su propósito de descentralizar quince instituciones de ámbito estatal, es decir, sacarlas de Madrid para dar oportunidades de progreso a otros territorios y frenar en lo posible la despoblación. La primera que ha liberado es la nueva Agencia Española de Supervisión de Inteligencia Artificial, que se insertará en el marco jurídico europeo. Creará trabajo cualificado y llevará consigo un enorme potencial transformador de la sociedad, del empleo y la economía. Puede optar cualquier ayuntamiento, a excepción de Madrid, claro.

Desde que se conoció esta intención son muchas las ciudades que se han posicionado. Granada, Santiago de Compostela o Alicante para esta agencia tecnológica. León y Salamanca para la Agencia Estatal de Salud Pública. Sevilla, Teruel y León para la Espacial. Cantabria para todo lo que se menea. Palencia no se postula para nada.

Reza en la convocatoria que tendrán más facilidad aquellas entidades que cuenten con el beneplácito de su comunidad autónoma. Sobre este punto, en el alfoz de Palencia lo tenemos más fácil, de algo nos tiene que servir que la provincia, la comunidad, casi el ayuntamiento de la capital, y otros muchos, sean del mismo color político. Por otro lado, disponemos de empresas con tecnologías punteras: Inmapa, Gullón, Fasa, el Centro Tecnológico universitario, etc., que podrían enriquecer la candidatura. Pero, nadie se ha movido, ni Ayuntamiento, ni Diputación, ni Cámara de Comercio, ni tan siquiera la oposición cuya principal tarea consiste en señalar carencias y hacer propuestas.

Estaría bien que nuestros ilustres representantes, con sus capacidades y habilidades políticas, hayan caído en la cuenta de ponernos en la lista de candidatos en este reparto. Porque quien no juega no puede ganar. Igual es que no nos atrevemos a pedir, o no sentimos orgullo de nuestro territorio y nos damos por vencidos sin aspirar, o tememos al fracaso.

¿A qué esperamos? O es que no nos hemos enterado.