Entre el pesimismo y la esperanza

Palencia

Llevo años preguntándome cómo un país tan pequeño, Uruguay, pudo alumbrar gente tan grande en el mundo de las letras: Benedetti, Peri-Rossi, Vitale, Galeano… Este último dejó escrito: “La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”. Y para caminar, como la utopía, sirve el compromiso que demandó el teólogo y filósofo Juan José Tamayo, nacido en un pequeño pueblo palentino, Amusco, que regresó a su tierra para hablar, en La Biblioteca Pública de la calle Eduardo Dato, de su última obra: La internacional del odio. ¿Cómo se construye? ¿Cómo se deconstruye?

Tamayo, que se considera «un pesimista esperanzado», llenó el salón de actos. Al final de su exposición, cosechó una ovación como no se recuerda por estos pagos. ¿A qué tanta expectación? ¿Qué dijo para recibir semejante reconocimiento? En primer lugar, quiero hacer abstracción de la presencia de muchos de sus incondicionales —católicos de base que, como él, abrazan la Teología de la liberación—, y poner el acento en otro tipo de asistentes, agnósticos y ateos que acudimos a escuchar su magisterio. Resulta que, cuándo alguien tiene discurso, estés o no de acuerdo con él, merece ser escuchado y, tras la escucha, la reflexión.

La internacional del odio. ¿Cómo se construye? ¿Cómo se deconstruye? (editado por Icaria), no es un libro cualquiera, es, en palabras del propio autor, «un riguroso análisis de la nueva relación entre religión y política en América Latina, Estados Unidos y Europa. La alianza entre la extrema derecha política y los movimientos cristianos fundamentalistas ha dado lugar al nacimiento de una nueva religión, la Internacional cristo-neofascista [neologismo acuñado por Tamayo], que se alimenta del odio, crece y disfruta con él, lo fomenta entre sus seguidores y lo inocula en la ciudadanía. Una correlación de fuerzas que está cambiando el mapa político y religioso». En resumen: un libro de obligada lectura para reflexionar y posicionarse ante una realidad que tenemos delante de los ojos.

Abandoné la Biblioteca con la satisfacción de haber comprobado cómo la palabra compromiso, y lo que encierra, sigue presente entre la sociedad palentina, lo que me lleva, como a Juan José Tamayo, y a pesar de mi pesimismo, a sentirme esperanzado. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.