Las Turbas y San Mateo, los momentos de mayor nivel acústico en Cuenca

Cuenca

La mañana del Viernes Santo con la procesión Camino del Calvario en la calle y con el sonido de los tambores y clarines de las Turbas es uno de los momentos de mayor nivel acústico de Cuenca a lo largo del año. El otro son las fiestas de San Mateo conocidas por la participación de las peñas con música en distintos espacios del casco antiguo.

Estas son algunas de las conclusiones de los estudios que desarrolla en la ciudad el grupo de investigación Aplicaciones de Microondas y Milimétricas y Antenas (GAMMA), responsable del Mapa Estratégico de Ruido de Cuenca, y al que pertenece el profesor Samuel Quintana, subdirector de la Escuela Politécnica de Cuenca, de la Universidad de Castilla-La Mancha, con quien hemos conversado en Hoy por Hoy Cuenca.

El pasado 26 de abril se celebró el Día Internacional Contra el Ruido y por ese motivo, un grupo de profesores e investigadores de la Politécnica sacaron a la calle los laboratorios de acústica para hacer mediciones en sitios emblemáticos como las Casas Colgadas o la plaza Mayor.

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“Es una actividad para atraer a los ciudadanos a invitarles a que participaran e informarles sobre la necesidad de tener un ambiente en nuestras ciudades con unos niveles bajos de ruido e informar a toda la población de que se conciencie de que debe de tener una buena salud auditiva”, explica Quintana. “Se podría decir que la ciudad de Cuenca disfruta de una buena salud en cuanto a ruido. No está obligada a tener un mapa de ruido. El último se realizó en 2008, una herramienta que nos permite valorar qué es lo que ocurre con el ruido en toda la ciudad, en horario de día, de tarde y de noche. Las arterias principales son las fuentes de ruido principales en Cuenca relacionadas con el tráfico rodado en el eje de las carreteras de entrada y salida, Madrid-Valencia, ese eje es el que estaría más contaminado”.

Cómo se hace

“La forma de trabajar es a través de medidas de campo a través de un modelo de simulación”, explica Quintana. “Actualmente disponemos de herramientas informáticas muy potentes que nos permiten integrar toda la ciudad en un modelo informático y valorar posibles cambios que se pueden ejecutar. Colaboramos con multitud de departamentos de la Universidad.

Actualmente también en la Escuela tenemos el grupo de investigación en Ingeniería Electrónica que está desarrollando unos elementos de sensorización que pueden medir, además de temperatura humedad relativa presión barométrica y otras constantes ambientales, niveles de ruido. La idea es dotar de herramientas de diagnóstico en tiempo real al Ayuntamiento para que pueda ver que está ocurriendo y poner las medidas de prevención que sean necesarias”.

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Fiestas ruidosas

Pero ruido no es todo aquello que nos molesta. “Hay que reconocer que lo que es molesto para uno puede ser, digamos, agradable para otro”, explica Quintana. “Muchas veces esa diferencia entre ruido y molestia tiene que ver con las tradiciones propias de la ciudad o que tienen que ver con la actividad propia cultural. No me atrevería a calificarlo como ruido, tal vez podríamos hablar de patrimonio sonoro. Por ejemplo, las campanas del Salvador o del Cristo del Amparo o el ruido de las fuentes del casco histórico o el reloj de Mangana. O la Semana Santa. El final del Miserere de las Turbas son expresiones de tradición puras conquenses que difícilmente lo calificaríamos como ruido”. A ese momento intenso de nivel acústico, el GAMMA también ha estudiado el desfile de las fiestas de San Mateo.