María

Albacete

En Bogarra, tu pueblo

y el que siento como mío,

te me has muerto

como un rayo

tú

a quién tanto quería.

Ya van siendo muchas las personas

con las que no puedo

charlar, aprender, compartir

y disfrutar de la vida.

Y es ahora cuando me gustaría

ser el hortelano

de la tierra que ocupáis,

tan temprano.

Sí, temprano te me has ido.

Muy temprano.

Y se quedan a la ronda

tus recuerdos

mis ausencias

y deseos olvidados.

Parece que fue ayer

cuando me cogías de la mano

y me llevabas con esmero,

como a tu propio hijo,

con cariño devoción y cuidado.

Y ahora tanto dolor se agrupa en mi costado,

que por doler me duele hasta el aliento.

Este aliento que es tuyo

y se hizo mío

desde el primer momento

que compartiste conmigo

tus secretos, tus vivencias, tus experiencias

que para mí fueron un referente continuado.

¡Ay, María!

Un manotazo duro, un golpe helado,

un hachazo invisible te ha derribado

y siento más tu muerte que mi vida.

Una vida que cada día

se me hace más difícil de entender

Una vida que de irreflexiva

se ha vuelto estúpida

Una vida evidente

que están derivando a oscura.

Temprano levantó la muerte el vuelo,

temprano madrugó la madrugada.

Y no perdono a la muerte enamorada,

no perdono a la vida desatenta,

no perdono a nada.

Y como dice el poeta:

Me gustaría

minar la tierra

y encontrarte

y besarte

y desamordazarte

y regresarte.

Sí…

Regresarte.

Regresaros a todos.

Eso es lo que quiero.

Y es por ello que os requiero

pues tenemos que hablar

de muchas más cosas,

compañeras del alma, compañeros…

Me tengo que ir

a celebrar el día del padre,

o del progenitor no gestal,

o del compañero,

o de la persona especial

que ha dicho alguna idiota

en no se que colegio.

Y es ahora cuando me hacéis más falta,

para en vez de alucinarme,

fliparme

e incluso cabrearme,

hacer uso del humor

que os caracteriza

y reírme con vosotros de todo esto.

Lo bueno es que:

Ya no tenéis que preocuparos en ser mujeres modernas,

eso suena a película de Fernando Esteso.

Ya no tenéis que definiros,

decirle a Berlanga

que os haga un largometraje

en alguno de los muchos cielos.

Ya no tenéis que soportar más guerras injustificadas

por los anhelos enfermizos de políticos poco cuerdos,

es preferible que juguéis con Orson Wells

a inventaros esos cuentos.

Ahora sólo os tenéis que preocupar de seguir riendo.

Querida tía Mari,

se que en estos momentos lo estas haciendo.

Y mientras te ríes

no me sueltas de la mano,

como hacías cuando era pequeño.

Si te olvidas de ello,

te requeriré

pues tenemos que seguir hablando de muchas cosas,

querida tía del alma.

Mi querida Marí,

ya puedes alzar el vuelo.