Opinión

Hacia el 8M

La firma de opinión de la catedrática de Trabajo Social, María José Aguilar

Maria Jose Aguilar

Hacia 8M

03:30

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Albacete

Faltan menos de 48 horas. Y tenemos que prepararnos.

Me refiero al 8 de marzo. El Día Internacional de las Mujeres.

Porque en esta fecha hemos venido condensando durante décadas y, sobre todo en los últimos años, todas las luchas contra el patriarcado, ese sistema de dominación que desde hace milenios lleva sometiéndonos a las mujeres y colocando a los hombres en una posición siempre de privilegio.

En esta tercera década del siglo XXI, un porcentaje mayoritario de mujeres, en un alto porcentaje de países hemos tomado conciencia de las opresiones que nos atraviesan por los ejes del machismo, el sexismo y el patriarcado, pero también del colonialismo, el racismo o el capitalismo. Y esto, queridas oyentes, es lo que significa ser feminista: tener conciencia de las opresiones que cada una de nosotras sufrimos en nuestras vidas solo por el hecho de ser mujeres y vivir en una sociedad, una cultura y un sistema socioeconómico donde otros disfrutan de privilegios no ganados solo por ser hombres, o blancos, o ricos, o cishetero.

El pasado miércoles en la filmoteca de Albacete se proyectó el más bello documental hecho sobre las mujeres españolas desde el golpe de estado del 36: Las cartas perdidas. La belleza, profundidad y delicadeza de ese documental nos enseña algunas de las luchas que en España emprendieron muchas mujeres antes que nosotras, y con sufrimientos que les costaron la vida y el exilio, para ser libres.

Ayer, hubo en España movilizaciones de las feministas católicas para reclamar más presencia de mujeres en su iglesia y para criticar el sistema neoliberal que fomenta la feminización de la pobreza, para criticar los asesinatos machistas y reivindicar el ecofeminismo. Se manifestaron en las puertas de catedrales e iglesias de 18 ciudades para denunciar el borrado de las mujeres en la historia de la iglesia y su consecuente invisibilización. Son mujeres religiosas que luchan para incorporar otros imaginarios que escapen al patriarcado en sus comunidades religiosas.

Hoy tenemos en España dos leyes pioneras en el mundo (las llamadas ley trans y ley del solo sí es sí) que sólo han sido posibles gracias a las grandes movilizaciones feministas de hace unos años con motivo de la sentencia del caso La Manada.

Pero una de esas leyes puede cambiar mañana a las 8 de la tarde, llevándonos de nuevo al antiguo Código Penal de La Manada, si el PSOE vota su propuesta de reforma con los partidos de derecha.

Este es un ejemplo que ilustra muy bien todo lo que cuesta ganar derechos y lo poco que se puede tardar en perderlos.

Porque la agenda del patriarcado y el machismo se vuelve cada vez más agresiva y virulenta a medida que conquistamos espacios de igualdad, a medida que avanza el miedo a perder privilegios de dominación y opresión sobre las mujeres.

Por eso, hoy más que nunca, debemos prepararnos.

Y salir juntas, el 8 de marzo, a las 6 de la tarde desde la punta del parque, para no retroceder en derechos, para seguir avanzando en lo mucho que nos queda por lograr.

Todas las mujeres, y todos los hombres que no se asustan por perder privilegios, pongamos nuestros cuerpos en la calle esa tarde. Porque nos va la vida en ello.

 
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