Amor animal

Albacete

Fue Jane Goodall quien hace 50 años desafió al mundo y a la comunidad científica más agnóstica al demostrarles que también los animales tienen inteligencia. Es más, su campo de estudio no se limitó solo a los chimpancés sino que fue una de las primeras voces que habló sobre cómo mamíferos y aves como los cuervos, son capaces de planificar, resolver problemas simples, construir artilugios para obtener comida u organizarse en estructuras sociales.

Ella más que nadie ha enfatizado en la necesidad de tomar conciencia sobre la psicología animal, porque no solo los primates evidencian unas características de inteligencia social, de unas emociones complejas y una mente que tiene conciencia de sí misma. Nuestras mascotas más comunes, como los perros o los gatos también tienen su personalidad, sus necesidades emocionales y esa empatía capaz no solo de conectar con los de su propia especie, sino que también con nosotros mismos”. Notas tomadas artículo La Mente es Maravillosa.

Tenemos una responsabilidad con los animales más cercanos y con todas esas especies que estamos desplazando de sus hábitats por la ambición humana.

El abandono y el maltrato animal está al orden del día, muchas organizaciones lo denuncian a nivel nacional e internacional, y en nuestra ciudad. Sin centrarnos, por supuesto, en lo que sucede en bosques, océanos y diferentes ecosistemas deteriorados. Está bien girar y mirar lo que somos capaces de hacer con aquellos animales que “consideramos más cercanos” para ser considerados con los que no vemos. Comprar, reproducir como negocio y en cadena, considerarles un lujo por raza, creer que son juguetes que harán responsables a los más pequeños, maltrato en lo que parece se considera un deporte como la caza, crees que tener un animal exótico en una jaula, que luego nos aburre y se suelta por la ventana es un acto inocente y por supuesto abandonarles mirando a otro lado.

Las leyes para la protección y bienestar de los animales, parece que nos dejarían respirar en paz y con buena conciencia, pero la realidad es que excluyen, no contempla todas las situaciones y sigue poniendo el dolor en el lugar equivocado.

Amar los animales, no solo los que consideramos mascotas y cercanos sino a todas las especies que forman parte de nuestro planeta, y que igual que los humanos juegan un papel importante en el ecosistema, es un sentimiento que pocas personas podrían explicar, y que hasta puede ponernos en “ridículo” o en el apartado insoportable de las “personas exageradas que ya no sabemos que inventarnos”.

Lo primero agradecer que en una ciudad como la nuestra existan organizaciones como la Asociación Protectora de Animales Arca de Noé y Dejando Huella Albacete, y otras que seguro me dejo fuera. Organizaciones que con un trabajo de base, agotador, donde gracias a la fuerza de personas voluntarias y con recursos muy limitados son capaces de darnos esperanza, no solo por la protección y defensa animal, por su rescate, por curarles cuando les maltratan y por el control de colonias sino porque nos dan ejemplo de esa capacidad, también humana, de sentir Amor Animal.

Y es que ese sentimiento, que entre humanos utilizaríamos como “amor salvaje”, es bonito en una mirada y un gesto, genera oxitocinas y una especie de sentimiento difícil de describir, diría que nos hace mejores personas, afirmó que también nos hace reír y hablar solas, aunque creo que entienden más que muchos, y nos hace responsable de un hábitat sano que necesitamos para vivir en equilibrio.

"Hasta que no hayas amado a un animal, una parte de tu alma permanecerá dormida", Anatole France.