Opinión

V de violencias

La firma de opinión de la catedrática de Trabajo Social de la UCLM, María José Aguilar

Maria Jose Aguilar

V de violencia

03:09

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Albacete

Hoy pensaba dedicar este espacio de opinión al instante milagroso que sucede cada vez que estrenamos nuevo año. Ese instante en que muchísimas personas coincidimos en desear lo mejor para quienes nos rodean.

Pero lo acontecido este fin de semana en España y en Brasil nos ha golpeado y hace que esos sentimientos y propósitos que hace apenas unos días todas parecíamos compartir, se vean no solo lejanos, sino hasta ridículos. Algo anecdótico y excepcional.

Terminamos el año con asesinatos machistas y empezamos 2023 con más asesinatos machistas. No son casos excepcionales, por más que muchos se empeñen en presentar como “sucesos” tales crímenes. No son excepcionales porque son la norma, la cotidianeidad que habitamos las mujeres, no son una excepción. No son crímenes pasionales. Son crímenes machistas.

De media en nuestro país cada año 60 hombres asesinan a sus parejas, con la complicidad de una normalidad social y cultural que hace creer que la violencia es algo normal en las relaciones.

Dicen que cuando un sabio señala la luna, el necio mira el dedo. Pues bien, con la violencia machista en nuestro país ocurre eso: nos fijamos en la acumulación de casos de asesinato, en lugar de fijarnos en sus causas. Porque el culpable de la violencia contra las mujeres y los asesinatos es el machismo. Los hombres que controlan, que maltratan y asesinan a las mujeres lo que hacen es interpretar y cumplir con el mandato social y cultural que normaliza y justifica la violencia dentro de las relaciones de pareja.

Somos, por tanto, “una sociedad capaz de generar 60 asesinos nuevos de mujeres cada año desde la normalidad, no desde la delincuencia ni el crimen organizado”. Sin la aceptación general de la cultura machista no existiría la violencia de género.

Este fin de semana también hemos contemplado, aparentemente atónitos, lo sucedido en Brasil: El bolsonarismo asalta ahora las instituciones de Brasil en un intento de golpe de Estado muy bien financiado. Tal como ocurrió hace un año con el trumpismo y su asalto al capitolio.

Estos hechos nos han parecido también sucesos excepcionales. Pero no lo son en absoluto: bolsonarismo y trumpismo comparten con todos los partidarios de la derecha y la extrema derecha (también con el PP y con Vox en nuestro país), la narrativa de elecciones robadas, de no legitimidad de los gobiernos democráticos si su color político no les gusta, apoyan el derecho al llevar armas y, sobre todo, defienden a capa y espada las estructuras familiares tradicionales, que son la parte más extendida del machismo estructural, social y cultural que vivimos.

Canta Julieta Venegas que “las mujeres se están rebelando y los hombres no saben qué hacer”.

Mientras no asumamos que las violencias contra las mujeres son producidas por el machismo, y que la violencia contra las instituciones democráticas es causada por el populismo nacionalista más reaccionario y fascista, seguiremos mirando el dedo de quien señala la luna.

 
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