Sociedad

La Escuela de Franskenstein

La firma de opinión del dramaturgo, actor y director Juanma Cifuentes

La Escuela de Frankenstein

04:21

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Albacete

Dicen que nunca llueve a gusto de todos.

La deseada lluvia no tiene la culpa de estar sujeta a la arbitrariedad de una serie de efectos meteorológicos que se combinan, para que ella nos otorgue el privilegio de disfrutarla. El gusto o no gusto de las cosas que nos rodean, es sin duda el culpable de no estar contentos, o si , de los efectos de la lluvia. Pero ya os digo yo que el gusto cambia con los años, por tanto es preferible otorgarle la atención justa y necesaria para cada momento de la vida.

Sin duda alguna muta, a veces para bien y otras para mal. Yo soy de aquellos a los que les gusta mutar hacia adelante. Soy muy curioso. Y esa curiosidad me ha hecho meterme en muchos líos. La curiosidad nos lleva a explorar los confines del Mundo. Esa curiosidad exploradora nos obliga, en su maravilloso deambular, a vivir experiencias. Y estas experiencias a su vez conllevan un aprendizaje. El aprendizaje suele basarse en el maravilloso juego del error, error, error y de vez en cuando acierto. Los errores son buenos, cuando te ayudan a crecer. Los errores son malos cuando sin haber aprendido de los propios, induces a los ajenos. Los errores son muy buenos cuando te ayudan a afianzar los conocimientos. Una vez descubiertos, algunos los guardan para ellos mismos. Y otras deciden compartirlos con los demás para contribuir a su formación.

A estos generosos seres se les llama docentes. Hay docentes que son capaces de memorizar datos y más datos y tienen la destreza de llenar pizarras con esos datos hasta que sus alumnos, son capaces de memorizar esos datos y mas datos de esas maltratadas pizarras. Otros disponen de esos datos y son capaces de utilizarlos para ayudar a la diversidad de alumnos que puede llegar a tener. Incluso los hay que se auto proclaman docentes contaminando al alumnado de su infame experiencia. En mi vida he conocido a muchos de estos y tienen la habilidad de escalar de tal manera que adquieren un poder tan grande que se creen que con ello son capaces de ocultar sus faltas. En mi disciplina hay verdaderos maestros de la infamia educativa. Maestros en hacer nódulos, pólipos y edemas. Maestros en crear “soniquetes”, tensiones y aberraciones escénicas. Maestros en romper el foco de una escena, en deformar estrategias de autor, en destrozar objetivos y super objetivos de los personajes. Maestros en generar caos corporal, caos vocal, caos interpretativo… Maestros en no ser maestros de nada, porque no han subido nunca a un escenario, no han impostado jamás sus voces, no han relajado jamás sus cuerpos, no han aprendido a calmar sus nervios, a respirar, a amar este oficio a pesar de las circunstancias. Y por tanto desde su no experiencia son maestros en transmitir cero conocimientos a los alumnos, muchos datos y más datos para poder rellenar muchas pizarras y muchos defectos que luego son difíciles de corregir.

Espero y deseo que esto no pase en la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla la Mancha y que aquellos alumnos que desean formarse, no salgan deformados. Pero por si acaso, los promotores de esta Escuela, deberían por el bien de todos y todas nuestras futuras actrices, hacer un repaso a sus docentes, con el fin de tener una generación bien formada. Y aconsejar que cuando vayan a hacer una futura Gran Escuela Superior de algo, al menos tengan la decencia de comprobar, si lo que pone en los curriculums de los docentes, es cierto. Y sobre todo analizar que tipo de docentes se contratan, no vaya a ser que en esos experimentos hechos con poco rigor, estemos dando vida a un Frankenstein. Y como en estos momentos estoy escuchando al gran Pablo Milanés haciéndome eco de sus melodías, no les pido a los docentes que me bajen una estrella azul.

Sólo les pido que nuestro espacio lo llenen con luz.

 
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