Historia

Peralvillo, mucho más que una zona de paso

Esta pequeña aldea, perteneciente al término municipal de Miguelturra, aparece citada en la novela de Don Quijote

Ciudad Real

Al borde del pantano del Vicario y los rios Bañuelos y Becea se encuentra Peralvillo, considerada por muchos como una mera zona de paso. A pesar de su proximidad con Ciudad Real, esta pequeña aldea de apenas 50 habitantes pertenece al término municipal de Miguelturra. Un lugar al que siempre ha perseguido un debate que parece no tener consenso: ¿se escribe con 'b' o con 'v'? Según Raquel Méndez, guía oficial de turismo en la provincia de Ciudad Real, su nombre aparece escrito de ambas formas por las reminiscencias del castellano antiguo.

'Curioseando', con Raquel Méndez: Peralvillo, su puente de hierro y su hervidero

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Puente de Hierro

Peralvillo -o Peralbillo- cuenta con varios puntos de interés como puede ser el caso de su Puente de Hierro. Construido sobre lo que era la antigua vía del tren entre Madrid-Ciudad Real en el año 1927, esta infraestructura cayó en desuso con la llega del AVE a Ciudad Real en 1992, pero a día de hoy recibe la visita cientos de ciclistas y peatones que, cada fin de semana, merodean por la zona. En cuanto a sus dimensiones, este puente mide 5 metros de altura, tiene 218 metros de longitud, y pesa 500 toneladas de hierro. Este puente, que se puede observar a simple vista desde una distancia considerable, pasa por el sendero GR-114 -camino natural del Guadiana-, por el Camino de Santiago Manchego, y la Ruta de Don Quijote.

Hervidero del Emperador o Baños del Trujillo

Cerca del puente del hierro se encuentra el Hervidero del Emperador o Baños del Trujillo. Este espacio se construye a finales del siglo XIX, y llegó a contar con una zona para el hospedaje de personas. Tal y como nos cuenta Méndez, "la gente venía de lejos y se quedaban por aquí". Había dos piscinas separadas por sexos: las mujeres por un lado, y los hombres por otro. "No se podían mezclar". Si esto se incumplía, se les multaba. Para acceder a las instalaciones, la entrada tenía un coste de 1'5 pesetas (si pasabas la noche), y de 1 peseta si era sólo baño.

En cuanto al nombre, este lugar se llamaba así por un molino que se encontraba en sus inmediaciones -el Molino del Emperador. El otro -Trujillo- se trata del apellido de una familia que lo adquirió en la segunda década del siglo XX para volver a explotar este espacio. Eso sí, tras la apertura no les fue muy bien y se terminó por abandonar.

Peralbillo también aparece en el Quijote

Otra de las particularidades que rodea a Peralbillo es que aparece citado en la novela de Don Quijote. Concretamente, en el capítulo 41 de la segunda parte, cuando se cuenta la famosa historia en el que se cuenta la aventura y el falso vuelo que el caballero andante y el escudero realizan a lomos del caballo Clavileño. Siendo Peralvillo el lugar donde la Santa Hermandad o Inquisición ejecutaba a los condenados a muerte, Sancho Panza expresa su miedo de que un grupo de diablos o encantadores puedan dar con él y Don Quijote en Peralvillo.

Es por este pasaje de la popular novela que la alusión a Peralvillo tiene el mismo tono de uno de los muchos refranes que Sancho Panza siempre utiliza. El dicho "dar o terminar en Peralvillo" había pasado ya al lenguaje popular como sinónimo de tener un desgraciado final o destino.

 
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