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¿Dónde está mi silla?

"Me sorprendió, para bien, ver a algunas personas que sin duda podrían haber conseguido las sillas de otra forma, esperando allí como todos"

Las sillas del Corpus de Toledo

Las sillas del Corpus de Toledo

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Toledo

Dicen que a cada uno le duele lo suyo y es verdad. A mi me duele que mi padre, que cumple en agosto 80 años, se tuviera que levantar la semana pasada a las 6 de la mañana para estar antes de las siete en la plaza de Zocodover para que mi madre, de 77 , y otras dos personas de esa edad pueden sentarse en una silla para ver su fiesta grande , el Corpus.

Me duele que mi padre esperara tres horas al sol, desde las siete de la mañana hasta las diez, hora en la que le relevé yo, porque las sillas se compran en un solo kiosko y las vende una sola persona. Una sola taquilla, solo por la mañana, para vender las sillas de la Fiesta Grande de nuestra ciudad.

Me duele que cientos de personas, muchas de ellas mayores, como mi padre, hayan hecho una cola de 3 o 4 horas para poder sentarse en unas sillas que ni siquiera nadie les asegura que estén al sol o a la sombra, porque se venden por calles, por zonas, sin ni siquiera un mapa de ubicación

Me duele que cuando vas a comprar las entradas, incluso el primero en ir a comprarlas, ya no estén todas. Ya hay entradas desaparecidas de los tacos: ¿entradas guardadas, regaladas o reservadas previamente a la apertura de esa única taquilla?

Me duele que encima solo se pueda pagar en metálico. ¿Solo en metálico? Hasta un café, una barra de pan, unos chicles se pueden pagar ya con tarjeta. ¿En qué siglo estamos?

Me duele que nos tomen el pelo porque la coletilla que viene detrás de esta crítica que acabo de hacer ya me la sé. “También se pueden comprar por internet” Pues no. Porque viendo las zonas con sillas a las que se podía acceder por internet era obvio que lo único a lo que podías acceder era a sillas a pleno sol, a pleno sol de junio en Toledo. Creo que no hace falta que diga más.

Me duele que cualquier día, podría haber sido la semana pasada, con unas temperaturas altísimas, nos llevemos un susto. Les aseguro yo, que estuve allí, que al sol las sensaciones no eran precisamente muy agradables.

Me gustaría ver a los responsables de este sistema y a sus familiares haciendo esa cola para comprar las entradas. Me gustaría verlos allí. Y tengo que decir que me sorprendió, para bien, ver a algunas personas que sin duda podrían haber conseguido las sillas de otra forma, esperando allí como todos. Fueron dos, ambas mujeres, dice mucho de ellas.

Sé que en estos temas es difícil hacerlo bien pero también les digo que en este caso es bastante fácil hacerlo mejor.

En Toledo hay cosas que no cambian: la pasión de los toledanos por su fiesta grande, la belleza de la custodia de Arfe y la falta de empatía hacia el ciudadano de a pie, el toledano que siente y vive más que nadie su Corpus. Y dicho esto feliz Corpus, con o sin silla, toledanos.

Es una opinión de una Toledana de Toda la Vida

 
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