Sociedad

El "Pederasta de Astillero", juzgado en la Audiencia de Cantabria por tratar de abusar de una niña de 10 años

Marcelino Fernández Arnáiz, uno lo delincuentes con mayor historial de abusos sexuales, se ha vuelto a sentar en el banquillo este miércoles 14 años después de su última condena

El 'pederasta de Astillero' en el juicio celebrado en la Audiencia Provincial como acusado por el intento de agredir sexualmente a una menor de 10 años en Santander - EUROPA PRESS

Santander

Marcelino Fernández Arnáiz, apodado el Pederasta de Astillero y uno de los delincuentes sexuales con mayor historial de abusos a menores en España, se ha vuelto a sentar en el banquillo este miércoles 14 años después de su última condena, acusado de intentar abusar de una niña de 10 años, que se zafó dándole dos sartenazos, unos hechos que ha negado rotundamente.

El acusado, que se enfrenta en esta ocasión a una pena de prisión de cuatro años, ha afirmado en el juicio celebrado en la Audiencia de Cantabria, que no se encontraba en junio de 2020 en Santander, donde se produjo la supuesta agresión, sino en León, donde ha señalado que vivía desde 2017, después de cumplir una condena en una cárcel de esa provincia.

Multireincidente

Marcelino Fernández Arnáiz es un pederasta multirreincidente que lleva más de dos décadas entrando y saliendo de prisión por abusos a menores, a los que suele abordar en lugares públicos ofreciéndoles golosinas.

Ha sido detenido hasta en 21 ocasiones por abusos a menores, concretamente, en los años 1980, 1983, 1986, 1990, 1999, 2000, 2002, 2003 y 2008.

En 2017, Fernández salió de prisión tras su ultima condena por haber abusado de una menor en Santander tres días después de haber abandonado la prisión de Dueñas (Palencia), tras cumplir cinco años por unos hechos similares.

"No sé ni dónde está la calle", ha asegurado Fernández en la Audiencia de Cantabria, donde ha insistido en varias ocasiones que no conoce a la menor, se encontraba en León en esos días y que volvió a vivir en Cantabria unas semanas después de estos hechos.

Ha añadido que no sale "nunca de casa" salvo para ir al hospital o a "la plaza" y que no salió de León, ni siquiera de forma ocasional, durante el confinamiento de la Covid-19 ni en las semanas posteriores, hasta mudarse a finales de julio.

Dos sartenazos

Durante el juicio ha declarado la supuesta víctima, de 10 años cuando ocurrieron los hechos, por los que acabó con varios moratones, un mechón de pelo arrancado y secuelas psicológicas.

La menor ha explicado que fue a buscar una sartén que había comprado su abuela y que al volver al portal, el acusado, al que reconoció "al instante" en la rueda de reconocimiento, entró con ella y le dijo que "era muy guapa".

Según la víctima, el hombre le pidió que subiera al ascensor con él, a lo que se negó, lo que provocó una respuesta violenta por su parte, agarrándola de las muñecas.

Tras gritar y pedir auxilio, el hombre le tapó la boca, lo que hizo posible que la niña le golpeara en la cabeza hasta en dos ocasiones con la sartén que llevaba.

La menor relata que entonces, el acusado le dio un puñetazo en la cara y huyó, momento en el que consiguió subir a casa de su abuela.

También ha declarado la agente de la policía que hizo un análisis sobre los delitos cometidos en el pasado por Fernández, y que ha explicado que su "modus operandi" ha sido siempre intentar convencer a los menores para acompañarle a un lugar alejado y abusar de ellos.

"Decidida y valiente"

La niña tuvo, de acuerdo al fiscal, una actuación "decidida y valiente" para evitar esa tentativa de agresión, que el Ministerio Público ve probada por los antecedentes del acusado y su comportamiento en el momento de los hechos y además, ha subrayado que "nada indica" salvo su testimonio, que viviera en León.

Además de la pena de prisión y multa de 360 por las lesiones, solicita que se le imponga la prohibición de comunicar y acercarse a la menor durante diez años, libertad vigilada tras la puesta en libertad de siete años e inhabilitación para cualquier profesión u oficio que conlleve el contacto con menores durante nueve años.

En concepto de responsabilidad civil, pide la fiscalía que sea condenado al pago de una indemnización a la menor de 3.150 euros por las lesiones y el daño moral causado.

La acusación particular que ejerce la familia de la menor eleva la petición de condena a seis años de prisión y 540 euros de multa, alejamiento y prohibición de comunicación con ella durante dieciséis años, libertad vigilada durante diez años e inhabilitación para profesión con menores durante once años.

Por su parte, la defensa del hombre ha sostenido que, aunque la menor fue asaltada, el culpable no es el acusado, ya que en la rueda de reconocimiento en la que le identificó éste no llevaba gafas y además, en esos momentos la mascarilla era obligatoria.

Además, ha apuntado a que si es condenado, tendría que serlo por un delito leve de lesiones.

 
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