Sociedad

Felipe Mejías (arqueólogo): el penal de Formentera da a entender la dureza del franquismo

Ha iniciado junto a su equipo los estudios para redactar un plan de intervención y de recuperación

Imagen de archivo del Cementerio de Formentera / Cadena SER

Ibiza

El arqueólogo experto en estudios de centros penitenciarios de la posguerra, Felipe Mejías, ha iniciado junto a su equipo los estudios para redactar un plan de intervención y de recuperación del penal franquista de Formentera, cuyo objetivo último es convertirlo un centro de interpretación.

Según afirma Mejías, contar con un "yacimiento arqueológico de la Guerra Civil” en la pitiusa menor será “muy interesante, porque no es que haya muchos en España”, explica.“Recuperar esa instalación para la sociedad de Formentera, de Baleares y de todo el Estado tiene un valor didáctico fundamental para que la gente entienda la dureza de la represión franquista”, añade el experto sobre el proyecto que impulsa la Conselleria de Patrimonio del Consell de Formentera. En esta línea, recuerda que en España “hubo muchísimos campos de concentración cuando acabó la Guerra Civil, pero la mayor parte de ellos eran plazas de toros, fábricas, colegios o naves industriales".

“Lo que hoy entendemos como campo de concentración o colonias penitenciarias había muy pocos, y de hecho, la mayoría, sino todos, han desaparecido. Apenas quedan tres o cuatro que se puedan estudiar en España”, asegura y pone como ejemplo el campo de Albatera, en Alicante, cuya excavación dirige actualmente, o el campo descubierto el año pasado “en medio del monte” en Guadalajara.

El centro penitenciario de Formentera, ubicado en la zona de la Savina y también conocido como es Campament, funcionó entre 1940 y 1942 con unos 1.400 reclusos, de los que 58 murieron “literalmente de hambre y de tuberculosis”, recuerda Mejías. “Esta gente estuvo abandonada a su suerte y muchos, al menos 58, murieron de hambre y de tuberculosis. Son los registrados oficialmente, pero los testimonios de los supervivientes dicen que murió más gente”, afirma el experto.

Bajo la dirección del técnico de Patrimonio de Formentera, el historiador Antoni Ferrer Abárzuza, Felipe Mejías y su equipo integrado por los también arqueólogos Victor Martínez y Eloy Poveda, realizaron entre el 11 y el 14 de abril un “barrido sistemático del campo” con el objetivo de documentar y georreferenciar “exactamente todos los muros, todos los cimientos, todas las estructuras y todas las instalaciones” existentes.

Para ello, los tres técnicos arqueólogos utilizaron técnicas de planimetría y en fotogrametría que permiten hacer planos con precisión centimétrica y modelos en 3D de los objetos y las estructuras a fin de elaborar un informe exhaustivo que detalle la hoja de ruta encargada por el Consell de Formentera para saber los pasos a dar para conseguir el objetivo último del centro de interpretación.“Vamos a pautar en el tiempo las diferentes actuaciones que hay que hacer, un cronograma por fases de trabajo y campañas a lo largo de 5 o 6 años para excavar todo lo que se pueda, estudiarlo y convertirlo al final en un museo, un centro de interpretación y en un espacio visitable”, ha añadido Mejías.

Las cuatro hectáreas del campo se extienden por una franja “muy estrecha, pero alargada” delimitada por el mar (s’Estany des Peix) y la carretera que une el puerto de la Savina con el pueblo de Sant Francesc. En sus extremos, había dos muros que “acotaban todo el recinto” de un penal que tenía "una serie de barracones, de instalaciones, patios, espacios abiertos y balsas para recoger el agua, seguramente de lluvia”, detalla Mejías.

“Lo que queda de todo esto está muy arrasado porque el campo se cerró en el año 42 y hasta el año 53 funcionó como un cuartel, ya con menos gente. En el 53 se abandonó y se desmanteló del todo”, añade. En este trabajo preliminar los arqueólogos han podido registrar lo que queda del lugar como “el pavimento de los barracones, las canalizaciones de conducción de agua y las alcantarillas, que en su día estarían cubiertas con losas de piedra pero han desaparecido. Luego queda la casa de las redes o la ‘Casa de les Xarxes’ que es una estructura que se construyó a posteriori, seguramente ya en los años 50, y lo utilizaban los pescadores para guardar las redes de pesca”, detalla Mejías. Ese edificio, que tiene las paredes en pie “pero está arruinado” y con el techo “desplomado”, sería la estructura a restaurar para utilizar como centro de interpretación.

Pero para ello aún quedan primero las campañas de excavación. A modo de ejemplo, solo en estos cinco días de trabajo, se han hallado en el mismo suelo objetos históricos como “un peine de cargador de fusil Mauser, un botón de los años 40, que podría pertenecer a un prisionero o a un guardia, un fragmento de botella de Agua del Carmen, que se consideraba milagrosa, un pseudo medicamento que se daba a los presos, y un vial de algún medicamento o algún tipo de vacuna”.

También se hallaron “muchísimos restos de alambrada de espino, que rodeaba el campo para evitar las fugas”, indica Mejías.

Por su parte, el técnico de Patrimonio, Antoni Ferrer Abárzuza, ha recordado que es Campament está ubicado en terrenos privados y que es una zona declarada Bien de Interés Cultural (BIC) por lo que “hay un deber de conservación de los propietarios o subsidiariamente de la administración, en este caso, el Consell de Formentera”.El plan de actuaciones o itinerario que surja del estudio arqueológico marcará la ruta a seguir para un proyecto que se estima a medio plazo, ya que también necesitará, debido a su ubicación, autorizaciones de otras administraciones como la Demarcación de Costas o el Parque Natural de ses Salines.

 
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