La Audiencia tumba los intentos del expárroco de Can Picafort de evitar ser juzgado por un nuevo caso de abuso a menores

Palma

La Audiencia Provincial ha tumbado los intentos del expárroco de Can Picarfot de evitar ser juzgado por un nuevo episodio de abusos a una menor. La sección segunda ha dictado un auto en el que rechaza el recurso presentado por Pere Barceló al considerar que existen indicios de delito en la conducta del acusado. El excura se sentará en el banquillo por un presunto caso ocurrido entre 2008 y 2010 sobre una menor que acudía a recibir la catequesis en la parroquia.

El ex religioso ya fue condenado a seis años de cárcel tras admitir que violó más de una decena de veces a una niña de 10 años. Salió de la cárcel el pasado mes de agosto después de cumplir la condena impuesta por la Audiencia Provincial. Hace cuatro años, una joven denunció que había sufrido un episodio de abusos a manos del expárroco siendo menor de edad. El caso ha sido instruido por un juzgado de Inca, que envió el asunto a la Audiencia Provincial para ser enjuiciado.

Barceló presentó un recurso a la decisión, que ahora ha sido desestimado por la Audiencia Provincial. El tribunal considera que la jueza que dirigió la investigación ha basado su decisión de mandar al excura al banquillo apoyándose en elementos como la declaración de la menor, de la madre de la chica o la declaración que la víctima hizo ante la Policía Judicial. También ha tenido en cuenta los informes de la Unidad de Valoración del Aubuso Sexual Infantil y de la Unidad Terapéutica de Abuso Sexual Infantil.

Los jueces señalan que comparten la conclusión de la jueza instructora de que hay una base de indicios suficiente para juzgar a Barceló. Podemos concluir, señala el tribunal, que existen indicios de criminalidad suficientes para dictar el auto de procesamiento. Los jueces recuerdan además que el excura no ha declarado y que tampoco ha aportado elementos de prueba relevantes que muestren una línea de defensa clara.

Barceló fue el primer religioso de España que fue expulsado por la Iglesia por un caso de pederastia. En 2013 el Tribunal Eclesiástico de Mallorca le declaró culpable de graves delitos sexuales después de que tres mujeres le acusaran ante un juez de haber abusado de ellas cuando eran menores. El Obispado de Mallorca le prohibió totalmente el ejercicio del sacerdocio, la pena máxima eclesial. Fue la primera expulsión de un sacerdote de la Iglesia por un caso de pederastia y ocurrió antes de que los hechos llegaran a juicio. Después fue condenado a seis años de prisión tras reconocer una decena de violaciones a una niña que iba a la parroqua a recibir la catequesis.