El IPC y la falta de oferta dejan estancada la movilidad eléctrica en Baleares en 2023

Palma

La movilidad eléctrica en Baleares no experimentará grandes cambios en este 2023. Es lo que consideran en ASEDA, la Asociación Empresarial de Distribuidores de Automoción de Baleares, quienes han explicado que "la demanda de estos vehículos aumenta progresivamente, pero la oferta no da abasto".

El presidente, Lluís Pol, ha apuntado a varios problemas en el transporte y en la falta de piezas; especialmente, los procedentes del entorno de la guerra de Ucrania. "La capacidad de producción de las plantas no está aún al 100%, esto hace que la oferta sea lenta y se retrasen los pedidos. No vamos tan rápido en matriculaciones como en el interés de los clientes", ha aseverado, agregando que "habrá más clientes, pero va a ser un año similar a 2022".

Ha señalado Pol que, "ya de por sí, tratándose de una nueva tecnología, este tipo de coche es más caro que uno de combustión". En general, es superior a los 30.000 euros. Así que, si a ello y a esta serie de problemas en sector le sumamos el contexto de inflación, no espera ni mucho menos que haya una reducción de precios en el corto plazo.

Por su parte, Xavier Morlà, presidente de AUVE, la Asociación de Usuarios de Vehículos Eléctricos de Baleares, ha explicado que el grueso de la población que pretende comprar un coche de combustión se mueve en torno a los 15 o 20 mil euros, rango en el que "no se encuentra ninguno eléctrico".

El principal problema que ve en este sentido es la lentitud en recibir las ayudas de los planes MOVES, que pueden alcanzar los 7.000 euros, pero que obliga a hacer un desembolso inicial completo y, por tanto, disuade al interesado, justo al contrario que ocurre en otros países de Europa, donde el concesionario adelanta ese descuento.

"Quien se gastaba 19 o 20 mil euros, puede hacer un esfuerzo en llegar a 23.000, llega a más gente. No es lo mismo que desembolsar los 30 mil de golpe y esperar casi un año a recibir la ayuda, ya que no todo el mundo tiene la capacidad de hacer eso ni de endeudarse con un préstamo de esa cantidad", ha lamentado.

En cuanto a los puntos de recarga, según ANFAC, Baleares supera la cifra de mil entre públicos y privados, de los que registrados hay 780. Pol ha apuntado que "poco a poco va aumentando la instalación", pero ni es suficiente ni el mantenimiento es el correcto, ya que muchos están estropeados, y eso "está provocando una falta de confianza en el cliente".

"Se tarda mucho en reparar una avería, entonces no están 100% operativos, y eso que hace falta cuadriplicar el número de puntos de recarga. No podemos esperar a tener los coches operativos para poner los puntos", ha subrayado.

En este sentido, Morlà va más lejos, ya que alude a otra cantidad que aún no está operativa. Calcula que del total de puntos instalados en Baleares, apenas el 30% son realmente funcionales. "Con subvenciones del Govern, los ayuntamientos solicitan la instalación y así los ves tú en la calle, pero, bien sea por problemas de burocracia o por no estar dados de alta en la red eléctrica, no están operativos", ha indicado. "Nos parece una dejación de funciones. Si no estás interesado, no los pidas; pero si lo haces, da ese servicio", ha apuntado.

Esta serie de cuestiones hace que el presidente de los concesionarios dude de 2035 como fecha límite para la compra de nuevos vehículos de combustión, tal y como ha fijado la Unión Europea. "Lo vemos complicado, nos preocupa mucho que no dar acceso a los clientes a adquirir estos vehículos repercuta en una mayor antigüedad de la flota. Entiendo que si siguen estos problemas, modificarán esta fecha para que sea posible", ha argumentado.