Veinticuatro refugiados ucranianos han utilizado las instalaciones de Sa Casilla durante este 2022

Ibiza

Un total de 24 refugiados que han abandonado Ucrania por la guerra y han llegado a Ibiza han utilizado el recurso habilitado en el albergue de sa Casilla, propiedad del Ayuntamiento de Sant Josep, que ahora vuelve a recuperar este espacio para otros usos al no contar ya con usuarios que necesiten la atención que les ha venido prestando Cruz Roja en esas instalaciones, que habían sido cedidas para ese fin por el Consistorio.

En concreto han utilizado esas instalaciones, que tienen capacidad para 14 personas, un total de 16 mujeres, 7 menores de edad con edades comprendidas entre los 2 y los 17 años y un hombre. Los primeros en trasladarse fueron un grupo de 8 personas, que tuvieron que dejar las instalaciones del hotel en el que estaban instalados en Playa d’en Bossa y que formaban 3 mujeres y 9 niños de distintas edades, que conformaban tres unidades familiares distintas.

En abril, una misma unidad familiar formada por tres mujeres de distintas generaciones necesitó este servicio, quedando ocupadas 11 plazas. A primeros de mayo una de las familias formada por una madre y dos hijos dejó el recurso para regresar a su país. A mediados de mes, otra familia formada por madre e hijo necesitó de una vivienda y pasó por sa Casilla durante un par de semanas antes de viajar a Alemania.

A principios de junio, otra familia formada por madre e hija pasó por el centro, al igual que dos jóvenes ucranianas de camino hacia Irlanda y otra joven que, procedente de Kiev y después de pasar por Granada, viajó a la isla por tratar de trabajar. A finales de junio estaban ocupadas 11 de las 14 plazas.

En julio, se añadió una pareja llegada de Odessa que había encontrado trabajo en la isla y no encontraba alojamiento. En agosto, una joven procedente de Chernobyl pasó unas semanas en sa Casilla antes de regresar a Cracovia.

A finales de septiembre, las personas que quedaban en el albergue, un total de nueve personas entre las que había tres unidades familiares, una pareja y una joven sola, se les ofreció ser trasladadas a Almería, algo que aceptaron a tres personas; dos de las unidades familiares trataron de instalarse buscando un piso y trabajo, una de ellas en otra provincia, mientras que la otra familia, madre e hija, decidió probar suerte en Ibiza aprovechando que disponían de una red de apoyo familiar y encontró alquiler. La pareja que permanecía en el centro ya trabajaba con opción a un alquiler y optó por seguir su vida autónoma.

A lo largo de su estancia, a las familias acogidas se les han ofrecido distintos tipos de ayudas, como la facilitación de documentación administrativa, alimentación, transporte, medicación, vestuario, orientación laboral, juguetes o cuadernos didácticos para aprender el español.