La protección del Mediterráneo, fundamental para la sostenibilidad medioambiental y económica de Baleares

El cuidado del mar Mediterráneo es fundamental para la sostenibilidad de Baleares en muchos sentidos. De entrada, para evitar una retroalimentación de altas temperaturas entre la tierra y el mar. Y es que el calentamiento del mar provoca que el aire no se enfríe y que, por tanto, los termómetros arrojen cifras impropias de la época. Salud Deudero, bióloga marina del Instituto Español de Oceanografía en Baleares, ha explicado que esa es la consecuencia del contacto de esas masas de aire y agua, que, además, provocan fenómenos atmosféricos peores de lo que cabría esperar y que modifican la morfología de la costa. «Junto a ese aumento de las temperaturas, se originan más tormentas y vientos, huracanados o no, que rompen malecones, se llevan la arena de las playas y provocan alteraciones mayores de lo normal», ha indicado. Este verano, el mar Mediterráneo, en general, registró aumentos de temperatura de hasta cuatro grados superiores a lo normal, según ha apuntado Deudero. De hecho, en aguas de Dragonera se batió el récord histórico, superando los 31 grados. Los efectos de este aumento tienen también efectos negativos en el propio ecosistema marino, además de en tierra. «Eso ha provocado que se calienten capas más profundas del mar, no solo la superficie, lo cual deriva en consecuencias muy graves para determinados organismos», ha aclarado. «No todo cabe y el crecimiento no puede ser sin límites», sostiene Deudero respecto al papel que juega el turismo en la contaminación de los océanos. Ha aconsejado hacer «planteamientos valientes que apuesten por un turismo sostenible, ya que cada coche y cada barco contaminan y los aeropuertos están a tope». «Eso tiene costes ambientales ineludibles, y un error muy grave en un territorio tan pequeño», ha subrayado. En cuanto a la prevención, ha señalado que «lo que hacemos en tierra tiene una repercusión directa en el mar», apuntando que este supone un mecanismo de mitigación del cambio climático en sí mismo. «El problema está en no frenar su contaminación, que le hacer perder esa facultad», ha lamentado.