La cuenca del Ebro, esperando más lluvias para mitigar la escasez histórica en los embalses

Zaragoza

El nuevo año hidrológico 2022- 2023 ha arrancado en la cuenca del Ebro con las reservas de agua en cifras de escasez histórica. Los embalses se sitúan, a día de hoy, en el 35 por ciento de su capacidad, con poco más de 2.700 hectómetros cúbicos, de los cerca de 8.000 hm³ que pueden albergar en su totalidad.

Se encuentran en valores de alerta o emergencia por escasez - en las comunidades autónomas de Aragón y Navarra - las cuencas del Aragón y Arbas y la del Cinca – Gállego. El año pasado, por estas mismas fechas, el porcentaje de almacenamiento de los embalses aragoneses subía hasta el 48 por ciento.

Por debajo de la media del último lustro

Es la situación de mayor escasez de los últimos cinco años, mientras se mira ya al nuevo año hidrológico, que ha comenzado en octubre, que deberá ser más húmedo que el anterior para poder recuperar el volumen de agua embalsada y garantizar los abastecimientos y los riegos, porque ha empezado en una situación de emergencia, "un 14% inferior respecto a los valores promedio de los últimos cinco años y, aproximadamente, 1.100 hectómetros cúbicos menos de agua embalsada respecto a años anteriores", detalla Mario Carreras, técnico de Confederación Hidrográfica del Ebro.

Se espera que lleguen las lluvias para que los embalses se empiecen a llenar. El problema será en la próxima primavera porque, si no hay suficientes precipitaciones y reservas de nieve, se tendrán que volver a hacer ajustes en los cupos de riego. El abastecimiento, que es el uso prioritario, representa el 10% del consumo y está garantizado cuando procede de sistemas regulados.

Producción de energía

Otra de las consecuencias de esta escasez de agua son las afecciones a las centrales hidroeléctricas. Endesa tiene previsto parar, a mediados de noviembre, la central de Mequinenza. En la comunidad autónoma aragonesa hay otras tres gestionadas por Acciona, que, de momento mantienen su actividad.