José Luis Sanz, el triunfante ‘Llanero Solitario’

Sevilla

Vuelco político en la capital y, ojo, la confirmación de que Sevilla no es ya la urbe de principios de siglo. Un candidato que en muchos momentos ha sido el Llanero Solitario se ha alzado con la Alcaldía con una victoria más que suficiente para gobernar… en solitario. La victoria de Sanz tiene mucho mérito en lo que supone de superación personal.

El voto de castigo al sanchismo ha laminado las opciones de Antonio Muñoz. El actual alcalde queda orillado del poder con crueldad, pero nada que no le haya pasado a otros compañeros de partido. Ninguna sensación agria que no haya probado antes el propio Sanz, que en su larga carrera política conoce el orto y el ocaso.

Las alegrías en política duran quince minutos y en fútbol una semana. Beba Sanz del cáliz de la victoria, porque en breve le estarán recordando sus compromisos: desde la limpieza a la sombra, desde la Feria de formato reducido a los aparcamientos, desde la homologación de la estética del casco antiguo a la reducción de los efectos perversos de las despedidas de soltero.

El PSOE se queda con doce concejales, una cifra nada reducida para ser oposición si se tiene en cuenta que el PP la ha ejercido con ocho ediles estos cuatro años. Los socialistas son desalojados del gobierno, pero no tienen que irse con la cabeza baja ni mucho menos. Tienen ahora la delicada papeleta de defender unas siglas heridas en los seis meses que quedan hasta las generales. Y hacerlo en un contexto de conmoción por la derrota.

La política es una noria. Ayer estabas en jaque por un fiscal, con una candidatura en tenguerengue por los líos internos de Génova, y hoy estás limpio y eres alcalde de Sevilla. Ayer estabas de chaqué con bastón de mando y trayendo la Agencia Española del Espacio a la ciudad y hoy eres víctima de las acciones de tu propio jefe de filas.

Cambio de caras en la misma ciudad. ¿O tampoco es la misma? Cuando menos no debe ser igual que la de hace diez años, porque un llanero solitario ha llegado a la cima.