'La maestra gitana' que arrasa en librerías y redes: "Parte de la población aún es racista con los gitanos"

Málaga

Cada sábado de mercadillo, Mara acompaña a su padre en el puesto familiar. En ese entorno multicultural nadie cuestiona su identidad ni su valía. En cambio, en el instituto donde acaba de empezar a trabajar, sufre miradas de desdén por parte de sus compañeros. Acostumbrada a luchar contra el estigma, esta profesora gitana no se dejará amedrentar y, ante sus nuevos alumnos, pondrá en valor la cultura y la historia de su pueblo. Sin embargo, cuando se entera de que dos de sus alumnas gitanas están a punto de abandonar los estudios, Mara se debatirá entre el respeto a sus raíces y esa rebeldía innata que siempre ha hecho que se cuestione algunas tradiciones. Es el argumento central del libro 'La maestra gitana'.

Así es Lola (Cabrillana) Flores

Con una pluma sensible y honesta, Lola Cabrillana narra la valentía de una profesora que se rebela contra los estereotipos que sufre su comunidad y lucha por dignificar a la mujer gitana. Cabrillana, que en realidad ha adoptado el apellido de su abuela desde casi la infancia -realmente se llama Lola Flores- ha concedida una entrevista a SER Málaga donde se muestra transparente y realista con lo que hay en la calle y que lleva tiempo plasmando en su cuenta en redes sociales.

Ampliar

'La maestra gitana' va ya por su segunda edición. Todo un éxito que la propia autora describe que "aún estoy asimilando. Yo quería mostrar una mirada limpia y respetuosa de la comunidad gitana. La editorial me pidió que escribiera sobre las costumbres del pueblo gitano y, al final, todo esto se ha convertido en una historia muy entrañable". El libro salió al mercado hace poco más de un mes pero a los veinte días de su publicación fue necesario sacar la segunda edición lo que demuestra el éxito de esta novela.

Descubrir al pueblo gitano

"Este libro es un altavoz muy potente porque hay muchas cosas de la comunidad gitana que la gente no conoce, que se dan por hechas. En este libre creo que se descubre a un pueblo gitano muy diferente al que estamos acostumbrados a ver en los medios de comunicación, el que se resalta por su forma de vivir. He disfrutado mucho escribiendo este libro y ahora estoy disfrutando con el contacto con los lectores leyendo las críticas y reseñas", explica la autora. Lola Cabrillana es profesora de lunes a viernes en un centro escolar del barrio malagueño de Palma-Palmilla pero los sábados y domingos se transforma para acudir, con su familia, a los dos mercadillos ambulantes que, desde hace años, recorren unidos con el puesto que tienen en el puerto deportivo de Marbella -sábados- y en el puerto deportivo de Estepona -domingos-. "En los mercadillos me suelen pasar muchas cosas divertidas. A la gente no le cuadra mucho que una profesora este los fines de semana vendiendo productos en un puesto ambulante. Hace un par de meses me ocurrió que estaba en el mercadillo y comento 'que calor tengo' y me dijo una señora 'pues haber estudiado' y le tuve que contestar diciéndole 'señora: yo tengo dos carreras y una cosa que usted no tiene, educación'", relata la escritora que actualmente reside en Benalmádena.

El estigma sobre la comunidad gitana

"Cuesta mucho superarlo -el estigma que hay sobre la comunidad gitana- porque hay una parte de la población con un acentuado racismo. Y lo podemos ver, por ejemplo, en nuestro lenguaje cuando decimos 'vive como un gitano'; hay una carga muy negativa que sigue estando muy presente en nuestra vida". Cabrillana considera fundamental que desde pequeños, en los colegios e institutos, se muestre la historia y la cultura del pueblo gitano. Precisamente las redes sociales, donde Lola Cabrillana es muy activa contado el día a día de su trabajo y vida, relataba mediante una publicación: "El primer día de instituto estaba muy asustada. Sabía que en 'Maritiricos', mi nuevo instituto, las novatadas eran usuales. Yo era una niña muy tímida que se escondía en la discreción más absoluta. Éramos ocho los compañeros de colegio que iríamos juntos. La madre de mi amigo Juan nos reunió a merendar la tarde antes y nos explicó que éramos ocho y que no teníamos nada que temer, siempre que nos ayudáramos los unos a los otros. Recuerdo que en cuanto nos paramos en la puerta a esperar, dos chicos llegaron con un bote de crema de zapatos para pintarnos la cara. Los ocho hicimos piña y no nos hicieron novatadas a ninguno. Hoy no veo en los jóvenes esa unión, ese sentimiento de pertenencia para causas nobles. Pero en cambio sí que la veo para hacer atrocidades. Algo nos está faltando y no vamos camino de encontrarlo".

La entrevista en SER Málaga, al completo, ya se puede escuchar en la parte superior de esta información.