Los idus de mayo

Sevilla

En la antigua Roma, los idus eran aquellos días del mes que venían cargados de buenas noticias, de luminosos augurios para la población. Se situaban en la mitad del mes y coincidían con el inicio de la luna llena.

Me acuerdo de los idus cuando repaso la agenda política del día, escucho la radio y leo la prensa. Se acercan las elecciones y, como el influjo de la luna, nos llena el calendario de promesas, gozos futuros y sueños hechos realidad. Nuestros representantes públicos se afanan en visitar los lugares de futuras obras, reunirse con asociaciones vecinales o anunciar grandes proyectos. Tu calle está, inexplicablemente, más limpia. Y seguro que no es por las quejas que presentaste el año pasado. Acabas de descubrir que, camino del cole, había un paso de cebra, porque está recién remarcado en blanco nuclear. Las noches son más claras y no por la luna llena, sino por las nuevas luminarias que alumbran tu camino, antes adornado de tristes farolas vacías.

El brillo de las elecciones del 28 de mayo dulcifica la mirada de quienes gobiernan. Se ríen más, tocan más. Y sobre todo, parece que escuchan más. Pero no os dejéis llevar por los encantos de quienes danzan a la luz de los comicios y buscan encantar al pueblo con sus arengas de futuro. Porque se asemejan más a los vaticinios de falsas sibilas.

Son más sinceros los compromisos que se consiguen en otras fechas del calendario. También las reuniones. Y, sobre todo, los proyectos una vez hechos realidad.

Versionando la célebre frase de Shakespeare en su 'Julio César', construyo este aviso que resuena en mi cabeza: "¡Cuidáos de los idus de mayo!"