Sociedad

El túnel que atraviesa la desigualdad

San Fernando y Magallanes Pedagogía innovan en una experiencia inmersiva para favorecer la empatía entre géneros

Reportaje: El túnel que atraviesa la desigualdad

Reportaje: El túnel que atraviesa la desigualdad

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Cádiz

Suena la última canción de moda. Es la más utilizada para complementar las stories de Instagram o para marcar la coreografía del último vídeo compartido en Tik Tok. Ellas posan sensuales, se ponen de espaldas, cierran sus labios de forma sugerente y giran la cabeza hacia la cámara. Ellos elevan el teléfono con una mano mientras que con la otra hacen la señal de victoria hasta que el selfi ya está hecho. Sin darse cuenta, ellas y ellos, de apenas 15 años, han perpetuado en una sola foto un rol de género. ¿Cuándo lo adquirieron? ¿Por qué ellas tienen que ser sensuales en la foto? ¿Por qué ellos tienen que demostrar que son fuertes y ganadores? En San Fernando hay un túnel que responde a esas preguntas. Se llama el Túnel de lo Sentido y por él han pasado más de mil estudiantes de cuarto de Secundaria durante el mes de noviembre.

Experiencia del Túnel de lo Sentido / Cadena SER

La idea ha sido desarrollada por Magallanes Pedagogía y apoyada por el Ayuntamiento de San Fernando. "Creo que el alumnado está un poco harto de que les pongan unas diapositivas en clase y les planteen la igualdad de género como una lección más", asegura Ana Magallanes, promotora de la idea. Por eso se le ocurrió esta experiencia inmersiva que, literalmente, adentra a chicas y chicos de entre 15 y 16 años en la construcción de los géneros.

Cuando él entra en el túnel lleva los ojos vendados. Un monitor, Joaquín Varela, le acompaña. "¿A qué tienes miedo?, ¿algún problema de corazón?", le interroga. En realidad, al alumno no le va a pasar nada, pero ese miedo inicial que se infunde ya marca las primeras diferencias. "Ellos no saben a lo que se enfrentan, pero no muestran su miedo. Al revés, se ríen, quieren hacerse los valientes. Es lo que les han enseñado. Ellas, en cambio, sí muestran que están asustadas, se encogen, muestran que están nerviosas, no tienen vergüenza como ellos a sentir debilidad".

Cuando él entra en el túnel, con los ojos vendados, lo sientan en una silla y le ponen unos cascos. Comienza la experiencia. "¡Es una niña!", suena. Acaba de nacer un bebé y el hecho de que sea una niña marcará lo que le pase a lo largo de su vida. Todos le hablan en diminutivo, le ponen pendientes, una corona de princesa, le dan una muñeca, le dicen que la tiene que cuidar, le ponen un bolso, le obligan a cerrar las piernas, a cruzarlas. Va creciendo, le dicen que es guapa. Pero que está gorda. O que no tiene pecho. Le dicen que tiene que depilarse o da asco. Le repiten lo que tiene que hacer constantemente. De pronto, le roban un beso. Camina por la calle. Ya es mayor. Está sola. Le dicen que dónde va, que si quiere compañía, le dicen que no corra tanto, que van a pasarlo bien, que no hay que ser tan mojigata, que se pare, que no va a llegar a casa a salvo, que el portal está demasiado lejos, que solo por ser mujer no será libre de caminar de noche.

Experiencia del Túnel de lo Sentido / Cadena SER

Y todo esto lo escucha el alumno con los ojos tapados mientras Joaquín, como monitor, va realizando acciones con sus manos y objetos que inciden en lo que marca el sonido. "Algunos han llegado a darme un manotazo", admite Joaquín. Ellos acaban de ponerse en la piel de ellas. En cómo toda su vida se transformó cuando le dijeron que era una niña.

¿Y qué pasa con las alumnas? Ellas también pasan por el túnel. También les vendan los ojos, las sientan en una silla y les pones cascos. Pero el sonido es diferente. "Es un niño", dice la voz en off. Todos hablan sobre lo grandullón que es. "Qué valiente, qué campeón". Va creciendo. Le ponen un balón en los pies. "Tienes que marcar muchos goles". Tiene que gustarte el fútbol, ser como los demás, evitar ser diferente. Tiene que ser fuerte, esconder los miedos, no puede llorar. Ya es un adolescente. Tiene que beber, hablar con esa chica, tiene que besarla, no puede dejarte mal, seguro que quiere aunque diga que no. Si no lo hace, es un mari... El audio no termina la palabra, pero crece la presión. Hay una fiesta. Te dan una copa, y un volante. Tú puedes con todo. Suena el sonido del motor, cada vez a más velocidad. Eres un hombre. Puedes con todo. Hasta que un ruido enorme descubre que el coche en el que ibas montado ha chocado brutalmente.

Experiencia del Túnel de lo Sentido / Cadena SER

Y todo esto lo escucha la alumna mientras la monitora Patricia Bernal le va pasando objetos, mueve su silla, la empuja. Ellas acaban de ponerse en la piel de ellos. En cómo toda su vida se transformó cuando le dijeron que era un niño.

Y es entonces cuando ellas y ellos han aprendido mediante sus sentidos cómo se construye el género. "No había pensado la presión que tienen ellos", dice Irene, alumna del IES Isla de León. Tiene 15 años. Su compañero José Antonio, de 16, se ha puesto en la piel de ella. "No está bien lo que les hacemos", dice al salir.

Por el túnel pasan todos. También una profesora y un profesor, ante la atenta mirada del alumnado que descubre así cómo es la experiencia sin tener los ojos tapados. Ahora los que nos ven son sus docentes. "Me he agarrado muchísimo al bolso que me han puesto, me he ido encogiendo, ", dice el profesor. "Lo he pasado mal, ha sido mucha tensión, me han entrado ganas de pegar". Ambos coinciden en destacar lo positivo de la experiencia. "La juventud es lo que aprenden de los adultos", añade ella.

Ana Magallanes está realmente sastifecha del resultado. "Creo que el alumnado consigue ponerse en la piel de la otra persona del otro género, salen flipando, aprenden sintiendo en carne propia". Especialmente cree que este taller les sirve a ellos. "En otras experiencias sobre coeducación o sobre violencia de género, ellos están a la defensiva, como si esa experiencia que se hace en su instituto es contra los chicos. Aquí ven que también son víctimas de este sistema, que la presión que ejerce el patriarcado también les afecta".

El Ayuntamiento de San Fernando también está muy satisfecho del túnel. La experiencia ha crecido y quiere crecer más tran constatar que las víctimas de violencia de género son cada vez más jóvenes. "Está bien que las chicas y los chicos se impliquen por igual, que participen y sientan que son parte de la solución", asegura la concejala de la Mujer, Virginia Barrera. Ella también ha pasado por el túnel.

Antes y después del túnel hay más cosas. Ana Magallanes les incita a hablar de género, a percibir sus sensaciones previas, a expresarse, a explicitar las diferencias.

A modo de juego, hay un enorme photocall que emula la pantalla de un móvil con la aplicación de Instagram abierta. Las chicas y los chicos se sientan por separado. Cada grupo tiene elegir un tema musical y organizar una sesión de fotos a su ritmo. Pero la clave es que ellos tienen que posar como las chicas, y ellas, como los chicos. Nada más situarse en el photocall ellos se suben la camiseta, se ponen de espaldas, ponen morritos, se señalan el culo mientras lo levantan.

Experiencia del Túnel de lo Sentido / Cadena SER

Ellas, en cambio, hacen señal de victoria con los dedos, sacan músculo, se ponen muy serias. Hay muchas risas viendo lo ridículas de esas poses.

Experiencia del Túnel de lo Sentido / Cadena SER

Es entonces cuando poco a poco irán entrando en el túnel que les permitirá adentrarse en el origen de tantas diferencias.

Pedro Espinosa

Pedro Espinosa

En Radio Cádiz desde 2001. Director de contenidos de la veterana emisora gaditana. Autor del podcast...

 
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