Mentiras

Jerez de la Frontera

Yo creo que el delito más grave en democracia no es otro que engañar a los ciudadanos. Precisamente porque socava los cimientos de la misma democracia; rompe esa línea directa y limpia entre los votantes y los votados. Y si no existe eso, en realidad estamos ante un lobo con piel de cordero.

Mentir por conveniencia, sustraer el dinero de los ciudadanos, hacer trampas contables con dinero público, enchufar al compañero o, sencillamente, mirar hacia otro lado, son a mi gusto cuestiones de la máxima gravedad e imperdonables. Por muy guay que sea el ejecutor.

La ley, la misma democracia, debe defenderse y actuar con el máximo rigor contra estas conductas, de lo contrario no les quepa duda que volveremos al pasado.

El mismo lobo pero sin disfraz.