Historia

"Las sociedades prehistóricas de Cádiz sabían cómo explotar los recursos del mar"

El profesor Eduardo Vijande repasa los avances en los yacimientos de Trafalgar y San Fernando en las entrevista de "Fenicia2

Entrevista a Eduardo Vijande

Entrevista a Eduardo Vijande

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Cádiz

Cuando uno emprende una investigación arqueológica en un yacimiento, muchas veces parte de un objetivo: investigar algo en concreto, saber una determinada cosa de una civilización que quiere estudiar. Pero, a veces, la arqueología es caprichosa y lo que comienza con un propósito se torna a un estudio más amplio, más rica, más diversa. Es lo que está ocurriendo junto al faro de Trafalgar, en Barbate. Poco a poco las sorpresas arqueológicas empiezan a ser norma en este yacimiento. Eduardo Vijande, profesor titular de Prehistoria de la Universidad de Cádiz, lo sabe bien porque está al frente de esta investigación.

Pregunta. Lo que se pretendía inicialmente en este yacimiento es muy diferente a lo que ha dado de sí. Porque en Barbate, en principio, se iba a investigar sobre las ostras durante la época romana. ¿Qué ha pasado para que se haya transformado tanto esta investigación?

Respuesta. Sí, partíamos de ahí. El año pasado el profesor Darío Bernal, junto con José Juan Díaz Rodríguez, iniciaron un trabajo allí sobre acuicultura romana. Se llevó a cabo una intervención en el mismo tómbolo de Trafalgar, en una villa marítima, donde se cree que había unas instalaciones de producción de ostras. Cuando estaban excavando esta villa romana, dieron con pequeños niveles de época prehistórica. Nos avisaron para que viéramos esos niveles. Cuando acudimos comenzamos a recordar cómo en 1998, cuando yo era estudiante, fui con el profesor José Ramos Muñoz a hacer unas prospecciones, y estudiamos casi toda la franja litoral de Cádiz, desde San Fernando hasta Tarifa. Recordé que aquel año cuando estudiamos en Barbate, subiendo por la carretera del faro, localizamos unas piedras sospechosas por su disposición. Entonces pensamos que podían constituir una tumba, pero no volvimos a intervenir en la zona. Así que cuando Bernal nos llamó y nos dirigimos al cabo de Trafalgar, recordamos esa estructura funeraria, lo que sumado a esos niveles, decidimos limpiar esas piedras del 98 y entonces localizamos una tumba megalítica de cierta entidad.

P. ¿Cuánto de importante tiene esa estructura funeraria?

R. Creemos que tiene mucha importancia. El año pasado excavamos una tumba, pero no sabíamos si estaba aislada, o si el tómbolo constituye toda una necrópolis. Un año después hemos documentado una segunda tumba. Ya podemos confirmar que el tómbolo de Trafalgar funcionó hace 4.000 años como una necrópolis, como una ciudad de los muertos, que, probablemente, albergó muchas tumbas. Allí tenemos un problema, que es la existencia de dunas de gran espesor, que hacen compleja la localización de las estructuras funerarias. Aunque, por otro lado, y eso se lo comento a mi equipo, estas dunas también han sido muy beneficiosas porque, gracias a ellas, han llegado hasta nuestros días en un estado de conservación bastante aceptable.

P. ¿Pudo influir la belleza natural del entorno la elección de este lugar para los enterramientos o la posterior ubicación de una villa romana con industria?

R. Todo el mundo que conoce el tómbolo de Trafalgar sabe que es un lugar especial. Estamos convencidos de que eligieron esta zona para desarrollar una necrópolis porque es un enclave único. Es un sitio precioso, pero en invierno también se siente hasta cierto temor en los acantilados. Es un sitio con fuerza, con poder y, por eso, pensamos que no es casual que se elija un sitio como este para ubicar la necrópolis. Hay un contenido ritual en el paisaje de la zona.

P. ¿Era costumbre construir necrópolis junto al mar?

R. Ahora estamos viendo que no es la primera. En Tarifa hemos encontrado una parecida, que es la necrópolis de los Algarves, próxima al mar, aunque no tanto que en Trafalgar, donde algunas tumbas están a escasos 50 metros de la línea del mar. Lo que sí parece es que estas sociedades tenían una vinculación con el mar. Es otra de nuestras líneas de investigación, el cómo explotaban los recursos marítimos, algo que se hacía ya desde época megalítica. Ocuparon la zona del estrecho de Gibraltar, con la confluencia de dos masas de agua como el Atlántico y el Mediterráneo.

P. Es algo que ya ha salido a la luz gracias al yacimiento del campo de hockey de San Fernando que usted también ha estudiado.

R. Efectivamente, el campo de hockey es quizá uno de los casos más paradigmáticos. Hace 6.000 años San Fernando era una isla y ya allí hubo un asentamiento. Era gente que no le daba la espalda al mar, sino que vivían de él, lo explotaban, como es lógico. Hemos podido estudiar todos los recursos que explotan del mar como los peces, los moluscos, con una gran diversidad de especies. Y algunos de ellos los usaron para componer sus propios ajuares funerarios. Hay enterramientos de niños con collares de conchas. Es decir, que los restos de peces y moluscos tenían su símbolo. Ellos consumían, y así lo hemos documentado, lenguados, doradas, tiburón de arrecife. Con el estudio de los moluscos, hemos determinado que eran sociedades que conocían muy bien el medio marino porque explotaban especies rocosas, o que vivían en zonas de playa, de fango, próximas al mar, otras más profundas... Es decir, conocían muy bien el mar.

P. Siempre hemos pensado que los fenicios fundaron las primeras ciudades de la provincia de Cádiz, pero usted ha descubierto que había sociedades ya instaladas aquí desde mucho antes.

R. Sí, pero no podemos hablar de ciudades. Estamos hablando de poblados. En el campo de hockey, sí estamos hablando de un poblado permanente del neolítico de 6.000, como testimonia la necrópolis que encontramos. En el caso de Trafalgar, estamos hablando de la Edad del Bronce, hace 4.000 años, y lo que nos queda por encontrar aquí es el poblado. Tenemos la necrópolis pero no sabemos dónde estaba ubicado el poblado de esos individuos.

P. ¿Qué es lo que queda por saber?

R. En cuanto a las dos tumbas halladas, hemos recuperado mucho material arqueológico, diversos individuos, así que nos toca ahora mucho material de estudio. Esto siempre lo repito. Por cada mes de excavación arqueológica en el lugar de campo, nos esperan 11 o 12 meses de laboratorio. Esos meses de laboratorio nos permite obtener mucha información sobre esas sociedades del pasado. Es a lo que aspiramos. Los arqueólogos son, ante todo, historiadores. Y en el caso de los preshitoriadores tenemos un gran handicap y es que no tenemos fuentes escritas. Toda la información tenemos que obtenerlas de las excavaciones, pero las analíticas nos permiten descubrir muchas cosas del material arqueológico. Por ejemplo, de los restos óseos podemos llegar a saber las dietas de esas poblaciones. Podemos llegar a saber si hubo movilidad por diferentes lugares. Con el ADN sabemos el sexo de los individuos, parentescos, rasgos de la apariencia física, pistas sobre el color de ojos, pelo, de piel... Nos queda mucho por saber con estas dos tumbas. También queremos definir cuántas estructuras quedan debajo de las dunas. En los próximos meses usaremos técnicas no invasivas para intentar estudiarlas y ver si hay resultado a pesar de la existencia de dunas tan espesas.

(Esta entrevista es contenido extra del tercer episodio de la ficción sonora Fenicia)

Pedro Espinosa

Pedro Espinosa

En Radio Cádiz desde 2001. Director de contenidos de la veterana emisora gaditana. Autor del podcast...

 
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