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Las armas no convencionales de Putin

Rusia ha empleado bombas de racimo, prohibidas “por su crueldad”, en su ofensiva en Ucrania, y Fundipau alerta de las consecuencias impredecibles del uso de un arma nuclear

Las armas de Putin

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Rusia dispone del segundo ejército más potente del mundo y es el cuarto país que gasta más en Defensa. Pero más allá de sus 850.000 soldados, 1.500 aviones de combate, 12.000 tanques o su amplia flota naval, Rusia destaca por su sofisticado arsenal con el que amenaza (o ya está empezando a usar) en la invasión de Ucrania.

Esta semana, un vídeo los separatistas prorrusos del Donbás exhibía en redes con orgullo el uso de armas termobáricas contra Ucrania que ya lo denunció el gobierno de Zelenski hace algunas semanas. Es un tipo de bomba desarrollada por Rusia de altísimo poder destructor porque capta el aire que rodea su área de impacto para generar una explosión con temperaturas de hasta 3.000 grados.

Es un arma prohibida por la Convención de Ginebra, como las bombas racimo que también se han lanzado en Ucrania. Este tipo de bombas, explica Jordi Armadans, director de FundiPau (Fundació per la Pau), tienen la misma problemática que tenían las minas antipersonales que fallaban y explotaban al cabo del tiempo.

“Con las bombas de racimo, que incluyen varias cargas explosivas, algunas de esas cargas no terminan de estallar y cuando lo hacen se produce un impacto en un área muy grande, por lo cual su impacto es muy indiscriminado sobre la población civil”. Por eso, dice Armadans, la comunidad internacional estigmatiza este tipo de armas “por su crueldad”.

Rusia también ha estrenado en Ucrania sus misiles Khinzal. Son cohetes hipersónicos que nunca se habían utilizado en tiempos de guerra. Son capaces de alcanzar objetivos a dos mil kilómetros de distancia, pero su fuerte es que son difíciles de interceptar porque superan en 10 veces la velocidad del sonido.

Armas nucleares

Pero hay otra baza que Putin tiene preparada. Rusia acapara junto a Estados Unidos buena parte de las 13.000 cabezas nucleares que se calcula que hay en el planeta. Desde Hiroshima y Nagasaki, la industria militar ha desarrollado armas nucleares en teoría más precisas y de menor intensidad.

Estudios independientes en Washington calculan que Rusia tiene dos mil de estas mini ojivas que Putin ya ha ordenado activar. Su uso, aunque sea disuasorio, tendría consecuencias impredecibles, señala Armadans, ya que “no se puede calcular la reacción de otros países ante tu uso, por limitado que sea, de un arma nuclear”. Por eso, subraya que “la única forma razonable y responsable de actuar ante las armas nucleares es no usarlas, no meterlas en un conflicto de ningún tipo y trabajar para su eliminación”

Todo esto sin contar con las armas químicas sobre cuyo uso ha alertado la OTAN en su reunión de Bruselas este jueves activando sus equipos especiales para afrontar esa amenaza.

 
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