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'Sentido y sensibilidad': el constante debate sobre cómo ser

Una novela sorprendente, con unos diálogos magníficos, que disecciona la sociedad como solo sabe hacerlo Jane Austen

'Sentido y sensibilidad': el constante debate sobre cómo ser

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Jane Austen nació en 1775 en Steventon, Inglaterra y murió en 1817. Ocupa un lugar destacado en la historia de la literatura inglesa. Cultivó el gusto por el retrato íntimo y el estudio de la vida doméstica, apoyándose en un estilo depurado y en una indudable perfección técnica.

Es autora de seis novelas, 'Sentido y sensibilidad', 'Orgullo y prejuicio' y 'Persuasión' -ambas las habéis podido escuchar ya en 'Un libro una hora'- 'Mansfield Park', 'Emma' y 'La abadía de Northanger'.

'Sentido y sensibilidad' es la primera novela de Jane Austen y se publicó en 1811. Disecciona la sociedad como solo sabe hacerlo la escritora. Tiene unos diálogos magníficos, es emocionante, sorprendente y a ratos muy divertida. Habla sobre cómo podemos vivir la vida y percibirla en función de nuestra forma de ser, del amor y de la mentira.

Reflexiones sobre la propiedad y el matrimonio

'Sentido y sensibilidad' se inicia con reflexiones sobre la propiedad y concluye con simetrías sobre el matrimonio, los dos aspectos que determinan las divisiones territoriales y la continuidad familiar de la sociedad, a su vez los dos aspectos más característicos de lo que se ha dado en considerar el mundo de Jane Austen.

Más información

Sabemos que hubo una versión anterior de la novela titulada 'Elinor y Marianne', que Austen escribió entre 1795 y 1796 en forma de una serie de cartas y que empezó a escribir 'Sentido y sensibilidad' en noviembre de 1797. Aunque el grueso de la novela había quedado terminado entonces, siguió trabajando en ella durante la década siguiente hasta que finalmente se publicó, tal como la conocemos ahora, en 1811.

Por qué la sociedad se sostiene sobre mentiras necesarias

La idea de las relaciones secretas se concebía socialmente como una travesura, un juego. No obstante, Jane Austen nos hace tomar conciencia de un tipo de secretismo mucho más importante: aquello que el corazón no puede hacer que las manos realicen, que no se puede exteriorizar en el rostro o expresar con la voz; se trata de los secretos que se ocultan a ojos de todos, que luchan por salir a la luz y enfrentarse a las limitaciones o represiones. Tales formas de ocultación pueden resultar admirables, o ladinas, o sencillamente aquello que las circunstancias permiten, pero sean como sean, aparecen de manera recurrente. El secretismo es, con frecuencia, una obligación penosa impuesta por las normas de una sociedad rígida, pero también puede convertirse en una estrategia para oponerse a ́estas o sortearlas.

Para Marianne, las formas son equiparables a la falsedad y decide no participar en la mascarada social. Su "habitual desdén por las fórmulas de cortesía" se hace evidente a lo largo de toda la novela. Para ella, la sociedad es trivial. Jane Austen pone de manifiesto que la sociedad se sostiene sobre mentiras necesarias. Marianne es alguien que exige que las formas exteriores proyecten o representen con exactitud los sentimientos interiores; esa exigencia de sinceridad, ese desprecio por la hipocresía, son las características más positivas del movimiento romántico. La dificultad consiste en que, mientras que cada individuo tiene un mundo interior de sentimientos y pensamientos distintos, solo hay un mundo exterior en el que debemos convivir.

El constante debate sobre cómo ser

Uno de los aspectos más importantes del movimiento romántico fue el rechazo a que el lenguaje de los otros fijara el significado de la experiencia del individuo que sentía con intensidad. Todo el lenguaje es, hasta cierto punto, una falsificación, ya que implica trasladar sentimientos íntimos, únicos, a términos y modales públicos. Así, se adivina una gran afinidad con la opinión de Marianne: el lenguaje debería utilizarse para expresar sentimientos íntimos y no para mantener las normas de urbanidad. Sin embargo, Jane Austen se dio cuenta de que, si todos limitaran el lenguaje a la expresión de emociones sinceras, se produciría una anarquía en la comunicación comparable con la anarquía de comportamiento que resultaría de permitir que las acciones tuvieran su origen en los impulsos honestos.

La amorosa tensión entre las dos hermanas, el constante debate sobre "cómo ser" que eclosiona al yuxtaponer sus figuras en cualquier circunstancia, representa el verdadero tema de la 'Sentido y sensibilidad'. Las hermanas difieren en su actitud hacia la estabilidad y la energía; también discrepan, de un modo más sutil, en los factores que determinan el comportamiento. Pero no estamos frente a un dualismo simple . No son tan solo figuras que encierran pasión y razón, impulsividad y contención, sentimiento y forma, poesía y prosa. Sin embargo, es cierto que proyectan una división básica o una escisión en la sociedad tal como Jane Austen la conoció, y tal vez como la conocemos hoy en día.

Este artículo contiene fragmentos de la introducción de Tony Tanner a la edición conmemorativa del bicentenario de Penguin Clásicos

 
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