"Dos meses y medio sin ver la calle": el testimonio de una mujer en una residencia de mayores en Toledo

Toledo

A partir de este mismo viernes entra en vigor la norma que permite las visitas de familiares y las salidas de los mayores de las residencias, tendrá validez hasta el 15 de marzo en toda Castilla-La Mancha. Como consecuencia de la mejora de la situación epidemiológica en la región se han adoptado nuevas medidas, entre ellas recuperar la normalidad en el régimen de visitas y salidas, exceptuando las personas positivas por COVID-19 o con síntomas compatibles con la enfermedad.

La Dirección General de Salud Pública recomienda que se siga utilizando la mascarilla mientras que dure la visita al residente y se recupera la normalidad en los casos de nuevos ingresos o traslados aunque se aconseja realizar una prueba diagnóstica.

Vuelta a la normalidad

Geno, es terapeuta ocupacional en la residencia de mayores de Barber en Toledo y califica así la vuelta a la normalidad en el centro "nos ha caído como agua de mayo porque no sólo los trabajadores, también los residentes, llevamos una mochila con mucho peso durante mucho tiempo y ya no podemos más". "Ellos necesitan salir a sus compras, ver a su familia o hacer lo que cada uno quiera", cuenta Geno.

Porque el perfil de los residentes es distinto y sus necesidades también "considero que cuando hacen restricciones lo están haciendo a nivel muy general y no se dan cuenta de que en las residencias los perfiles son muy dispares, entonces hay que atender cada necesidad de forma más individual", concluye la terapeuta.

Para que el tiempo se pase más rápido el personal de las residencias ha hecho "un trabajo estupendo" con juegos y actividades variadas, así lo explica Concepción Sánchez, residente en el centro desde hace 12 años y considera que el personal "se mata por los muchachos". Antes de la pandemia todo era distinto, ella dice que ha tenido "una vida muy ajetreada aquí, porque parecía que estaba en un hotel" y lo que más ganas tiene es de ver a su bisnieto y "salir a comprar lirios".

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Deme lleva tres años en la residencia y lo primero que va a hacer esta tarde es "dar un paseo hasta Puerta Bisagra e ir a la frutería", porque lleva "dos meses y medio sin ver la calle, solamente desde la puerta y me da una envidia cuando veo a la gente", una situación que "no nos podemos imaginar" porque no sabemos "lo que es esto".