Bilbao

Hace 50 años que comenzó funcionar el Teléfono de la Esperanza, y desde entonces las llamadas a este servicio gratuito no han hecho más que crecer. Se ha pasado de las 2.250 llamadas atendidas en 2019, a las 6.627, del pasado año.

Desde que comenzó la pandemia se han triplicado las llamadas atendidas, como reconoce la responsable en Euskadi del Teléfono de la Esperanza. María Jesús Elejalde.

El perfil más común de quien llama a su sede, es el de una mujer de más de 40 años. Los voluntarios de esta organización rondan los 60 años, y tratan sobre todo problemas psicológicos y psiquiátricos. Son siempre llamadas de teléfono, aunque las personas especialistas, realizan en ocasiones videoconferencias.

Maite es psicóloga y forma a los voluntarios. “Hay que mantener una escucha activa y validar lo que nos cuentan, alejándonos de nuestras propias creencias. Que se sientan acogidas. Toda persona que tenga ganas de formarse, y dedicar un tiempo, puede colaborar”, concluye.

VOLUNTARIADO

En Euskadi hay 26 personas. Inés comenzó en el año 2.000 en otra ciudad, y al llegar a Bilbao en el año 2.002, se interesó por el trabajo y se unió rápidamente. “Debemos tener capacitación. Hay que escuchar con atención y ponernos en los zapatos de esa persona. Quien llama, sufre”, dice Inés.

Igor tiene 49 años. “Buscaba en 2017 ayudar a la sociedad, algo diferente. Me apunté y me formé”. Colabora desde casa y por turnos. Recuerda su primera llamada atendida: “Fue una persona mayor, que se sentía sola”, afirma.